Iglesia de Santo Domingo
La iglesia de Santo Domingo, ubicada en una de las grandes calles de la ciudad, es ya mencionada por Münzer en el año 1494, en donde se dice que los Reyes Católicos concedieron algunas casas para su ubicación, aunque su construcción se prologara hasta el siglo XVI, concretamente en el año 1597, como consecuencia de los retrasos en la financiación de la obra. Tuvo no obstante un importante patrocinio por parte de la familia de los Mendoza, continuando bajo su mecenazgo la ampliación de la iglesia. En esta época, los Dominicos, junto con los Franciscanos, fueron los primeros que ejercieron la función de evangelizar a la población accitana tras la conquista castellana.
En el Barroco se realizaron numerosos elementos decorativos propios de la época. Se fueron adornando los altares y los retablos. Podemos ver la evolución decorativa en la famosa capilla del Rosario, con decoración arquitectónica y pictórica más propia del Barroco. Esta capilla tiene una entrada particular desde la calle, seguramente elaborada a finales del siglo XVII o principios del XVIII bajo el patrocinio de fray Clemente Álvarez, tal y como aparece en la inscripción sobre el camarín . Sin embargo en la iglesia sigue predominando el estilo mudéjar, protagonizado por la sencillez de las estructuras y las complicadas obras de carpintería para las armaduras, que en este caso son especialmente importantes y suponen sin duda una rica herencia histórico-artística.
Con la llegada de los franceses, la iglesia sufre su primer expolio para, posteriormente, con la desamortización de Mendizábal en el siglo XIX, derribarse el convento. Durante la Guerra Civil sirvió para almacenar trigo, perdiendo durante un breve periodo de tiempo su función religiosa.
A pesar de conservar numerosos elementos de gran interés, los muros exteriores han sido muy modificados. Conserva no obstante la portada de la fachada principal. Esta, realizada en piedra, es de extremada sencillez, enmarcando la puerta de acceso a la nave principal entre pilastras coronadas con balaustres sobre el arco de medio punto, el cual está decorado con un querubín en su clave. Sobre esta primera estructura, existe una hornacina con una imagen custodiada por dos perros con antorchas en la boca, propios de los dominicos. En los extremos encontramos dos amorcillos sujetando el escudo de la orden.
La primera construcción estaría formada simplemente por la nave principal y la capilla mayor, unidos por un arco apuntado, para posteriormente ir aumentando sus dimensiones con nuevos añadidos, como las capillas laterales, destacando la antigua capilla del Rosario.
La iglesia actual cuenta con tres naves y una capilla mayor exenta, a la cual se accede bajo arco apuntado, al igual que los arcos de comunicación con las naves, pero estos sobre jambas sin molduras.
Las armaduras son de increíble valor patrimonial, todas diferentes entre si. En ellas se emplean técnicas de carpintería propias de los mudéjares accitanos, como el adorno de mocárabe, pechinas colgantes, labor de pergamino, lazo lefe, etc…. También se encuentra decoración de carácter renacentista, como las guirnaldas, fruteros y máscaras sobre fondo de color oscuro. En la armadura del presbiterio se conservan los escudos de la Familia Mendoza, como mecenas de la obra de dicha capilla. La armadura de la nave principal es similar en su decoración a la de la capilla mayor. Sin embargo en la nave principal está reforzada por cuatro pares de tirantes apeinazados sobre dobles canes de acanto. En esta, aparecen por igual decoración de tipo renacentista, de tipo floral y antropomorfo, pero en este caso la decoración heráldica pertenece a la orden de los dominicos.
Por ultimo, la armadura de la capilla del Rosario es de forma ochavada con lazo de diez. En ella aparece una inscripción en latín que hace alusión a la Virgen María entre decoración grutesca y floral y antropomorfa.
